Bajo el sombrero del artista se esconde la persona. El Barrio se convierte en José Luis Figuereo Franco lejos del escenario, un hombre tímido y sencillo al que sólo le preocupa hacer canciones que lleguen al corazón de los que le rodean. No son pocos. En cuestión de tiempo, el artista andaluz ha logrado consolidar sus trabajos entre los más vendidos de nuestro país, con una promoción más bien escasa y con la fórmula del boca a boca como bandera. En pocos años El Barrio ha pasado de guitarrista a cantautor, cosechando un éxito de masas considerable y creando un sonido propio que no ha cuajado en ninguna multinacional española. Pero a él le da igual, solo tiene afán de superación, y eso es lo que busca con su último trabajo, Duermevela, un combate contra las horas muertas que ha acabado convertido en uno de los discos del pasado año. Fiel a su estilo, las letras vuelven a utilizar distintas figuras retóricas, expresiones urbanas, lenguaje cotidiano y estribillos pegadizos, ahora convertido eso sí, en un rockero de pura cepa. El próximo 22 de enero podrá demostrarlo en el Pabellón Olímpico de Badalona.
-Quisiera felicitarle porque no es fácil convertir un problema, que por cierto sufren muchos españoles, en una inspiración. Le hablo del insomnio…
-(Ríe). Sí, la verdad es que esto del insomnio es bastante chungo, pero bueno a mi me ha servido para componer mi obra. Lo que está claro es que yo le deseo a todo el mundo felices sueños, no quisiera que nadie sufriera este duermevelas, aunque a mi me haya servido para expresar mi obra y mi nuevo trabajo.
-¿Es algo que ya solía hacer a menudo o la inspiración nocturna le ha llegado con su último disco?
-No, siempre he sufrido un poco de insomnio y son muchas las veces que por las noches me visitan las musas y puedo escribir y expresarme con la soledad y la tranquilidad que imperan en las altas horas de la noche.
-(Ríe). Sí, la verdad es que esto del insomnio es bastante chungo, pero bueno a mi me ha servido para componer mi obra. Lo que está claro es que yo le deseo a todo el mundo felices sueños, no quisiera que nadie sufriera este duermevelas, aunque a mi me haya servido para expresar mi obra y mi nuevo trabajo.
-¿Es algo que ya solía hacer a menudo o la inspiración nocturna le ha llegado con su último disco?
-No, siempre he sufrido un poco de insomnio y son muchas las veces que por las noches me visitan las musas y puedo escribir y expresarme con la soledad y la tranquilidad que imperan en las altas horas de la noche.

-¿Su insomnio tiene algo que ver con las movidas que lleva, con el éxito?
-No, para nada. Empecé a ser artista y a cantar en público en 1996 pero yo en mi vida siempre he sido guitarrista y no he tenido nunca ningún problema, al contrario. Lo llevo bien (sonríe). A lo mejor puede venir de alguna etapa de esos inicios, pero tendría que volver al pasado para recordarlo (Sonríe).
-En este caso presenta doce insomnios en forma de canción que, sin perder su esencia, ¿pueden ser el principio de algo nuevo en su carrera?
-Introduzco más el rock en mi disco, eso sí que es cierto, abro mi música a la guitarra eléctrica, porque también me gusta esa vertiente del rock sinfónico. Es una forma de conquistar un poco más de terreno, sin renunciar evidentemente a mis raíces flamencas.
-¿Es demasiado exagerado decir que le ha salido un disco más rockero que flamenco?
-Sí, eso es exagerado. Creo que está en el sello y en el punto exacto que llevo creando desde 1996, eso sí con nuevos arreglos pero eso algo inevitable porque el tiempo va avanzando y lo considero un pasito más.
-Comentaba en la presentación del disco que en los últimos meses había tenido una batalla interior. ¿Quién ha ganado?
-Es una batalla de doble sentido que creo que puede tener cualquier artista. La pregunta es, ¿qué hago yo ahora para superar el último disco? La batalla era que construía un tema y a mitad de la canción la tenía que tirar, luego la recuperaba. Era una angustia muy grande porque a lo mejor de un tema sólo me gustaban dos frases que luego aplicaba a otra canción. Es el reto de saber qué hago para intentar dar el paso y superar el éxito que logré con mi trabajo anterior.
-También puede ser que usted sea excesivamente exigente…
-Muy exigente, si la canción no me dice nada ni me levanta nada en el estómago, mal vamos.
-A eso le llamo yo insomnio artístico…
-Sí, podría calificarse así perfectamente. Tengo insomnio artístico y miedo escénico, te puedo confesar que cuando subo al escenario soy puro miedo escénico.
-Es curioso que diga que tiene miedo escénico alguien que, queriendo o sin querer, buscándolo o no, se ha convertido en un artista de masas y desde hace ya algún tiempo. ¿Cómo se prepara psicológicamente para cada actuación?
-Es cuestión de acostumbrarse y poco a poco tu cuerpo se va adaptando, lo que sí que te digo es que cada vez que voy a subir sufro un poco, pero intento salir ahí arriba con todas las ganas y todas las ilusiones posibles. Hasta que no pasa el cuarto tema no empiezo a cogerle las riendas al concierto y a disfrutarlo de verdad.
-Veo que por su forma de ser y por su perfil artístico no es de los que asume el éxito con facilidad. No sé si durante sus escasas noches de sueño ha llegado a averiguar cómo ha llegado a esta situación…
-Supongo que sucedió gracias al boca a boca, de tu gente, del público. Desde el principio confié en mí y en mi música, así que el éxito lo atribuyo también a las raíces plantadas durante todos estos años y a la constancia. Creo que Dios es justo con el que lleva siguiendo un camino artístico toda su vida.
-¿Con su nuevo disco tiene miedo a no gustar?
-Siempre se tiene el miedo a no gustar cuando sacas un disco nuevo. Ese miedo siempre existe, pero hay que salir adelante sí o sí y el disco está teniendo unas perspectivas muy buenas.

-Todas las cosas que pasan de forma cotidiana en la calle. No me gusta decir las cosas de forma que duelan, sino que lo hago utilizando la sutileza de la poesía de forma que llegue directamente al corazón de la gente, sin pasar por el melodrama o por los contenidos que hay en las telenovelas de hoy en día.
-No debe ser fácil hoy en día inspirarse en historias reales de la calle y hacerlo de forma optimista…
-Es difícil, sólo tienes que poner la televisión y ya ves como va el país…Pero bueno, ya te digo que una cosa es lo que hay, y otra muy diferente como cuentas las cosas, y a mí sí que me va bien dar ese toquecito especial en mis canciones para que la gente se sienta más identificada.
-¿Esa identificación humana es el gran secreto de la música de El Barrio?
-One point, acertaste (ríe). Son letras que no tienen tampoco porqué ser autobiográficas, son cosas que suceden, lo que pasa es que muchas veces yo me meto en las historias de los demás, y las hago mías. Por esta razón hay mucha gente que piensa que todo lo que canto es autobiográfico(Sonríe).
-El flamenco no suele tocar temas como la homosexualidad, usted lo ha hecho.
-Es que se me tacha de flamenco pero mi música tampoco es muy flamenca. El flamenco es flamenco y lo mío es una fusión. Y en Crónicas de un gay quiero dar a conocer que las personas que piden dar paso al amor, aunque sean del mismo sexo, no están pidiendo paso a la guerra ni al maltrato de género. Están amándose y si se respetan puede ser una relación tan buena como la de un hombre y una mujer.
-A pesar de sus éxitos de ventas siempre ha ido de la mano de una discográfica independiente. ¿No ha tenido ofertas de multinacionales o es que este es el camino que ha escogido para su música?
-Tampoco he tenido una oferta que me haya hecho dudar, no he tenido nunca nada. Creo que estoy bien en mi casa de discos, me queda un año de contrato y un disco, me encuentro a gusto, los respeto como casa que son y además son los que me han visto empezar y crecer. Creo que soy un artista solitario y abocado a empezar siempre de abajo a arriba.
-¿Qué opinión te merecen los artistas que no son tan solitarios y que no hay quien les saque de la parte más alta de la cima?
-Está muy bien, todo el mundo tiene el derecho de estar con quiera estar, lo único que yo me siento una persona que le gusta hacer la música a mi manera, sin que mi casa de discos se meta en ella ni que me diga como lo tengo que hacer. En el momento en que no lo pudiera hacer así sería un fracaso.
-¿Qué tiene el flamenco para que sea el estilo musical más fusionado del mundo?
-El flamenco es la vida misma contada con sus penas y alegrías y con sus dolores y sus llantos. Las letras del flamenco siempre han ido directamente al corazón de la gente y para mí es lo que más se puede pedir en la música.
-Algunos puristas del género cuentan pestes de según que tipo de flamenco moderno, como podría ser el suyo…
-Los puristas nunca me han criticado tío, y si lo han hecho ha sido a mi espalda y no me he enterado de nada. Yo con ellos no tengo mal rollo, lo único es que si a mí me gusta la música en general, me gusta fusionar, nada más. Tienes que ir con los tiempos, sino te quedas un poco atrás, pero cada uno tiene su opinión, está claro. El flamenco puro desgraciadamente ahora es minoría.
-¿Escucharemos algún día un disco suyo exclusivamente de flamenco?
-No lo sé, vamos a ver. A mi me gustaría decirle al señor purista, aquel que está todo el día encerrado en una peña flamenca, cuánto dinero le da a un guitarrista que va a acompañar a un cantaor, y en cuánto tiempo le va a volver a contratar. Eso es lo único que les reprimo a los puristas.
-Ha hecho nuevo discos, se ha convertido en fenómeno de masas, pero no suena en las radios comerciales del país. ¿Se siente maltratado por según que medios?
-No quiero entrar en mal rollos, si no sueno en alguna radio es porque su política impide que mi música suene ahí. No me voy a enfadar ni a preocuparme porque en alguna radio no suene. Si el director decide que no, ole sus huevos. Yo sólo tengo que dar las gracias a mi público y a toda la gente que me apoya.
-Ya me ha quedado claro que no vamos a escuchar nunca un disco suyo de flamenco puro. La última duda que tengo es si le veremos algún día sobre el escenario sin lo que ya se ha convertido en su seña de identidad, su sombrero…
-No, entonces no sería yo, cómo tu bien has dicho yo tengo mi seña de identidad y gracias a Dios me siento muy a gusto con ella.
-¿Cómo llegó a forjarse la imagen del 'hombre del sombrero'?
-Sí, la verdad es que ahora mismo me gusta ser el hombre del sombrero. Lo asumo con más naturalidad y me puedo permitir el lujo el lujo de salir por ahí a tomarme una copa sin que la gente me atosigue mucho y respete mi vida privada. Me volvería loco si a todas horas fuera El Barrio.
-¿Qué se esconde bajo ese sombrero?
-La timidez, la nostalgia, el niño que fui, las ganas y la ilusión de ser artista y de subsistir en la música.
Entrevista realizada el 05/01/2010 en La Vanguardia
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